¿Qué opinión tienes de ti?
Hoy te propongo que tomes lápiz y papel, quiero plantearte unas preguntas que puede resultar claves en tu vida.
¿Qué opinión tienes de ti?
No mires al costado, no busques referencias externas, no te guíes por lo que te dicen. Te pregunto a ti, quiero saber. ¿Cuál es tu mirada sobre tu persona? ¿Qué observas cuando se trata de tu forma de verte? ¿Cuáles son esas palabras que surgen casi en forma instantánea? ¿Qué sientes en el mismo momento de escuchar esta pregunta?
Tomate un momento y escribe sin pensar mucho lo que sea, lo que salga, por unos minutos, permite que tu mano tome el control y que el lápiz canalice el mensaje.
¿Qué es lo primero que llegó a tu mente?
Porque eso que te has dicho, que has escuchado en tu propia voz, lo que has sentido apenas te has hecho esta pregunta, será tu verdad. Sin importar si eso que piensas es cierto o no. No se trata de “la verdad” sino de tu verdad.
Ahora, sin juzgar ni criticar, lee nuevamente lo escrito, como si lo hubiera escrito otra persona. Léelo para verte desde otro punto de vista. ¿Qué te parece? ¿Te refleja, te identifica? ¿Lo que dice allí es maravilloso o una mala reducción de todo lo que realmente eres? ¿Hay algo que te molesta o duele?
Si tu respuesta pensada, emocional o hasta física, te está diciendo que hay algo malo en ti, considera que es eso lo que te está guiando en tus decisiones, acciones y resultados. Si la respuesta, “tu respuesta”, fue descalificadora o simplemente mala, no hace falta mirar a tu alrededor para encontrar las causas de tu dolor, lo que estás sintiendo tú lo provocas.
Toma nuevamente el lápiz… Si hubiera conceptos limitantes en la respuesta anterior, imagina que quien escribió esos conceptos descalificadores sobre ti es alguien que amas. Léelo nuevamente pero esta vez pensando que quien lo escribió, describiéndose a sí mismo es tu hijo/a, tu mejor amigo/a o una persona de quien te importa mucho su bienestar. ¿Qué le dirías? ¿Cómo la ayudarías? ¿Qué consejo le brindarías? ¿La podrías aceptar y perdonar si fuera alguien que realmente amas? Escribe todas las ideas que lleguen a tu mente, se compasivo, amable y respetuoso. No te olvides que es alguien al que verdaderamente amas.
Bien, tenemos dos respuestas, la primera, tu opinión sobre ti y la segunda, cómo ayudarías a alguien que amas y que piensa de sí mismo algo limitante. Vuelve a leer tu primera respuesta y preguntante ¿Esto soy yo? ¿Realmente mi vida se reduce a esto? y luego hazte una pregunta clave: ¿Qué puedo aprender de ésta situación? Si es así, nuevamente, deja que el lápiz haga su tarea.
Esa opinión limitante ¿La podrías poner en duda, dejar de decírtelo o dejar de creerlo? Porque si definitivamente decidieras dejar atrás aquello que te descalifica y te enfocaras, en lo que resta de tu vida, en vivir plenamente desde la aceptación, algo muy importante cambiaría.
Sé que es fácil decirlo y un poco más complejo hacerlo. Pero ¿y si lo hicieras? ¿Si comenzaras a actuar desde una opinión diferente? Porque solo se trata de hacerlo, de jugarte por una vez, por ti. El fin, es darte una nueva oportunidad y no condenarte a ser indiferente con tu propia vida.
Por último, apoya una mano en tu corazón y lee nuevamente lo escrito en tu segunda respuesta, pero en primera persona. Desde un lugar de aceptación, perdón y amor, ayúdate a entenderte desde otro punto de vista. Porque ninguna opinión negativa que tengas de ti es verdad. Eres algo mucho más grande y maravilloso que no se compara con una mala decisión.
¿Te has escuchado?, ¿Te das cuenta que puedes contar con una nueva forma de encarar tu opinión? Ahora sólo tienes que comprometerte con ti misma a cumplir con lo que te has dicho.
Si piensas que eres genial tienes razón, si piensas que no lo eres también. ¿Cuál de las dos opciones te gustaría elegir? ¿No es hora de dejar tu enojo, de aceptarte y comenzar a vivir plenamente?
¡Mucha vida para ti!
Carlos Sánchez